La norma ISO 5725 define la exactitud como la combinación de veracidad y precisión. La veracidad es la proximidad de la media de una gran serie de mediciones al valor de referencia aceptado, cuantificando el error sistemático o sesgo. La precisión es la concordancia entre un conjunto de resultados, que cuantifica el error aleatorio. Así pues, la exactitud requiere tanto una veracidad como una precisión elevadas.
