Las salas blancas utilizan dos principios principales de flujo de aire para controlar la contaminación. El flujo turbulento (o no unidireccional) implica corrientes de aire mezcladas, adecuadas para las clases menos estrictas (ISO 6-9). El flujo laminar (o unidireccional) utiliza corrientes de aire paralelas de velocidad constante para barrer las partículas del entorno, esencial para aplicaciones de gran pureza como ISO 1-5, evitando la contaminación cruzada y garantizando la rápida eliminación de partículas.
