La termita posee una energía de activación muy alta, lo que la hace estable a temperatura ambiente y difícil de encender. La ignición requiere alcanzar temperaturas de aproximadamente 1300 °C (2400 °F). Esto generalmente se logra no con una llama directa, sino con un iniciador intermedio de alta temperatura, como una cinta de magnesio encendida o una mecha pirotécnica especialmente diseñada, que proporciona la energía localizada necesaria para iniciar la reacción.
