Los ensayos clínicos de nuevos fármacos se llevan a cabo mediante un proceso estructurado de varias fases. La Fase I evalúa la seguridad y la dosis en un pequeño grupo de voluntarios sanos. La Fase II evalúa la eficacia y los efectos secundarios en un grupo más amplio de pacientes. La Fase III confirma la eficacia, monitoriza los efectos secundarios y la compara con los tratamientos estándar en una amplia población de pacientes antes de su presentación a las autoridades regulatorias.
